Comenzaremos en Abril el proyecto de: Niños lectores y productores de textos."La muralla". Sandra Siemens.
Les dejo este links para que tengan informaciòn sobre la autora del libro.
(http://www.quehacemosma.com/2012/06/%C2%A1a-leer-la-muralla-de-sandra-siemens-%C2%BFcomo-vemos-a-los-otros/)
La muralla
por Sandra Siemens
Ilustraciones de Claudia Legnazzi
Ilustraciones de Claudia Legnazzi
Una mañana Froilán, el rey llorón, se despertó aterrado porque había soñado con los otros.
Cuando se despabiló un poco, ni se peinó, ni se lavó los dientes, ni se ajustó la corona. Bajó llorando a moco tendido las altísimas escaleras y fue directamente a la sala de reuniones.
—¡Que vengan de inmediato todos mis generales! —ordenó sonándose la nariz.
En un abrir y cerrar de ojos todos los generales estuvieron allí.
—¡Quiero que hagan más alta la muralla! —ordenó el rey.
—¿Cuánto más alta, majestad?
—¡No sé! —lloriqueó el rey—. ¡Mucho! ¡Y quiero que la alarguen también!
—¿Cuánto, majestad?
—¡No sé! —lloraba el rey—. ¡Mucho! ¡Mucho! ¡Quiero que sea muchísimo más larga!
Detalle de una ilustración de Claudia Legnazzi para La muralla.
Cuando los generales se fueron con el encargo de hacer la muralla mucho más alta y mucho más larga, el rey Froilán lloró más aliviado:
—Ahora sí… —volvió a sonarse los mocos—. ¡Los otros no podrán pasar!
Froilán, el rey llorón, no había sido el primer constructor de la muralla.
Apenas uno entraba al palacio, se encontraba con un cuadro enorme del abuelo del abuelo, del abuelo, del abuelo del rey Froilán. Era el rey Brocardo, que con una cara de espanto que daba miedo, estaba poniendo la primera piedra de la muralla.
Detalle de una ilustración de Claudia Legnazzi para La muralla.
Detalle de una ilustración de Claudia Legnazzi para La muralla.
El reino del rey Brocardo era inmenso. Tenía campos verdes por todas partes. Y ríos luminosos. Y bosques perfumados.
Había magníficas ciudades dentro del reino. Y el palacio del rey era el más espléndido del mundo. Desde cualquier ventana se podían ver los campos verdes y los ríos luminosos y los bosques perfumados.
El rey Brocardo estaba casado con la reina Amadís, que era muy religiosa y se pasaba todo el día de rodillas, rezando y rezando.
Un día en que la reina Amadís miraba por la ventana, vio que había otros que le rezaban a un dios diferente del suyo. ¡Qué miedo le dio!
—Brocardo, querido —le dijo la reina—, no permitas que los otros nos contaminen con sus rezos.
Y el rey Brocardo, después de mucho pensar, decidió que lo mejor era construir una muralla para que esos otros que le rezaban a un dios diferente no pudieran entrar al reino.
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